El negocio del fracaso (II)

En esta nota convergen dos elementos del negocio del fracaso, el hacer polìticas intencionalmente incómodas para poder hacer plata con faenones bajo cuento de la modernidad (de lo que trató la primera parte), como favorecer el ataque a cierto tipo de mujer y así hacer negocio «en nombre de la mujer», alcanzando a una ex bailarina de quien fui ocupándome por un caso de suplantación este año.

NdR: No estuve muy activo en el blog, dejè unas notas de vìdeo en mi canal de Odysee por si no son de leer. Les dejo dos fuentes que resumen el artículo anterior y parte de este aquí y acá).

¿Sabotaje a nivel de estado?

Hasta aquí hemos hablado de malas políticas, pero no de acciones deliberadamente maliciosas para entorpecer investigaciones y no de funcionarios, sino de «gente común».

Antes se habló del derrotero de la Dninicri desestimando los casos de suplantación aun teniendo servido en bandeja de plata al agresor, ahora sueltan la fulera que los Centros de Emergencia Mujer del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables están saboteando a la fiscalía. Y cómo así, viciando la calidad de las pruebas que les corresponden emitir. Esto queda por investigarse, pero es realmente penoso y con lo que yo he padecido en mi propia investigación, es bastante creíble.

A falta de fuentes oficiales, busqué la más cercana, nada menos que la defensoría del pueblo, que reportaba estos problemas desde hace cuatro años.

Y adivinen quién era ministra en ese entonces, Gloria Montenegro, ficha de USAID que tiene su propio artículo.

Por si fuera poco, en ese artículo se habló de los 168 feminicidios que se reportaron a inicios de Diciembre del 2019. En una noticia del 2022, «revivieron» a 20 para que solo sean 148 feminicidios en el 2019, descarado control de daños.

UPDATE 29/11/2022: La defensoría volvió a hablar de esas cifras de fracaso hace poco, haciéndo énfasis en las denuncias por desaparición esta vez.

Y el negocio del fracaso va a costar más de 812 millones de soles en el 2023, por eso necesitan sabotear las denuncias: necesitan más feminicidios, más desaparecidas, más víctimas. Así vienen las asesorías y aumentos de presupuesto, que en el 2020 apenas eran 160 y pico millones.

Desmoralización virtual.

A esto debo sumar las acciones sospechosas en las diligencias virtuales programadas por la fiscalía. El personal durante el mes de Octubre dejó tirada la documentación y con algo de presión a duras penas la víctima fue notificada cuatro días antes de la audiencia (nunca me dieron la dirección de mi reunión, lo supe mediante ella). Y ahí no acabó todo, a ninguno de los dos nos dejaron entrar. No fue hasta un cambio de personal comenzando Noviembre, que supe cómo se trabaron ambas reuniones.

Pero no fue sin antes, presionar por la reprogramación de esas reuniones y enterarme del conflicto: la mesa de partes decía una cosa y el primer despacho de la sala provincial penal de SJM decía otra, hasta que luego de más insistencia logré alcanzar a la fiscal de turno (me habían dado un correo equivocado y tras persistir logré dar con la dirección correcta). Entonces recibí dos notificaciones de reprogramación, una vía electrónica mediante la fiscal donde mi citación era virtual y luego llegó otra en papel, que hasta me dijeron que era dudosa. La fiscal me dijo que la citación inicial mandaba, ya que todas las audiencias eran virtuales. ¿Error o despistaje por parte de la mesa de partes?

La citación oficial. Nótese que se habla de «notificaciones rechazadas» previamente y señala enlaces de Google Meet para las diligencias.

La citación «bamba», contradiciendo la anterior.

Esto causó un conflicto con la víctima, pues ambos esperábamos que las citaciones fueran presenciales por el problema antes mencionado. Ese poco de desinformación hizo que ella tire la toalla, dejándome solo en el tema. Simplemente vio que era más de lo mismo, lo que tanto busca el negocio del fracaso para que cada año se hable de personal incompetente, asesorías y promesas. De ahí que en el caso del ministerio de la mujer eso no haya cambiado es cuatro años.

Y ahora yo me vuelvo otra víctima, recibiendo sutilmente un golpe duro por parte de ese grupo de arpías de capitales gringos que han usurpado la agenda mujer, tema que documenté por años y me tocó tener un enfrentamiento directo a raíz de este caso. Pero este caso lo sacaré adelante de todos modos, no solo por ella, también por acabar al menos en ese rubro con el negocio del fracaso.

La guerra contra la izquierda agringada fue declarada hace mucho, pero ahora es más que personal.

UPDATE 08/12/2022: Pues ahora vemos por qué y cómo las big tech se interesan en el negocio del fracaso. Hiperderecho publicó en coincidencia esto, la campaña StopNCII, para usar «el poder de los algoritmos» para evitar la difusión de imágenes no autorizadas, básicamente lo que hizo el suplantador mediante Meta contra la víctima para sacarla de Instagram, como mostré en el artículo anterior. Demasiada cachita.

Y hablando de algoritmos, antes mostré cómo el suplantador abusó de las historias de Instagram para que no le pase nada. La cuenta impostora desapareció desde el pasado 19 de Noviembre y encontré un rezago al usar la app completa de Instagram, en un reporte que nunca fue tocado.

Meta aún retiene los datos y toca rescatarlos, ahora es una carrera contra el reloj por el cambio de gobierno, Boluarte es la embajada de los EEUU en persona y eso significa que Meta pondrá sus intereses con más fuerza (por la fachada que financia, Democracia Digital). Lo peor de todo, yo no puedo hacerlo, debe hacerlo la fiscalía, la policía o el poder judicial.

No esperaba que por un culo termine enfrentando al «imperialismo norteamericano».